Reborn
Estamos en el año 2013. Fue durante una de nuestras innumerables visitas a nuestro casi cuartel general por entonces, el Cera 23, cuando Rubén y Carlos, sus propietarios, nos comentaron (ya
Extreme make-over (home edition)
entrada original -a excepción del rótulo con el nuevo nombre, como es obvio- y el interior lo remodelaron, pero más a nivel de decoración que a nivel estructural (lo cual hubiera supuesto un fuerte desembolso, pues el local es laberíntico, con salones, pasillos y dobles niveles por doquier). Sus paredes -y esto nos parece un acierto- homenajean tanto al barrio que los ubica (¡esa ropa tendida!) como al buen comer en general. Y con mucha más luz que la que solía haber antiguamente. Como curiosidad, deciros que durante la remodelación se dieron de bruces con un pozo, el cual no solo no taparon, sino que lo iluminaron y cobijaron en su interior a Manolito, un simpático esqueleto llamado así en honor del ya citado anteriormente Vázquez Montalbán. Cuando paséis por encima, saludadlo, Manolito os lo agradecerá. Es muy buen nene.I’m a rock’n’roll star
Galicia calidade
Vamos al grano con el menú Carvalho (¡grandioso nombre!). Como veréis, se trata a grandes rasgos de una propuesta variada, moderna pero sencilla, más gallega por el producto (mariscos, pescados y carnes de primerísima división) que por la elaboración, con sabores contundentes, de los que te dejan huella, vamos.
El ceviche del tío Walter. Un ceviche de corvina, con su leche de tigre y equilibrado a nivel ácido. Muy por encima de la media de los ceviches que puedes encontrarte por ahí.
Carpaccio de presa de cerdo ibérico, vermut, piparras, frutos secos y aceite Isbilya. Gran corte y muchos contrastes interesantes. Se deshacía en la boca. Delicioso
Crocante de pulpo de Muros con espuma de patata, codium y ajada. Uno de los platos estrellas de Arume (de hecho, fue galardonado con el primer premio a la Tapa del año 2014), ha evolucionado desde la primera vez que lo probamos -¡sin sal!- y solo podemos deciros que es un señor platazo. Nos comentó Manuel que el pulpo de Muros es exquisito, pero que en algunas contadas ocasiones han de proveerse de pulpo marroquí, porque, al parecer, es un producto muy variable y el genero que les sirven habitualmente no siempre permite elaborarlo según sus receta. La espuma de patata está francamente deliciosa. Y el pulpo, tierno y crujiente a la vez. Un diez.
“La Galicia emigrante”. Taco de zorza, millo corvo, queso del país y pico de gallo. Quizás nuestro favorito. Servido sobre una tortilla de trigo azul (pero que luego es... ¡verde!), la zorza, combinada con el resto de ingredientes, dan como resultado un taco divertido, que pica lo justo y que, en resumidas cuentas, está que te cagas-on-the-bragas. Otro puto diez.
Calamar de playa mar y montaña, puré de apio-nabo y samfaina cítrica. Otro gran producto cocinado a la perfección, muy, muy tierno. Al no estar familiarizados con el apio-nabo, el sabor del puré, muy potente, nos descolocó. Es el típico ingrediente que conoces por Masterchef pero que no tienes ni puta idea de a qué sabe. Y está muuuy bueno. El pisto cítrico, por último, encaja. Un gran-pequeño plato.
Cordero deshuesado, polenta cremosa de almendras, lima y cebolla morada. Como podréis observar, la descripción no concuerda con la foto. El cordero que nos sirvieron era muchísimo más sencillo, sin rastro de la guarnición anunciada. Ello puede deberse o bien a que a esas alturas de la velada ya estábamos muy llenos (por lo generoso de sus raciones) y aligeraron el plato -yo personalmente se lo advertí a la camarera- o bien a que se confundieron. Pero no nos importó. Es más, mucho mejor, puesto que la combinación cordero-polenta nos hubiera hecho reventar como el señor aquel que salía en El sentido de la vida. Y no era plan. En cualquier caso, la carne que degustamos era deliciosa. En defensa del plato original, deciros que en la mesa de al lado lo pidieron y quedaron muy satisfechos. Si alguno de vosotros tiene foto de este plato, ya tarda en colgarla en nuestra página de Facebook.
La torrija de Manuel con helado de vainilla. Este fue el plato más flojo de la velada. Más que una torrija, era una crema inglesa con cobertura de azúcar quemado. Estaba muy buena, pero me temo que la combinación con el helado de vainilla (también dulce) no era la más adecuada. Mi señora -estoy con ella- cree que hubiera pegado mejor un helado de té o de frutos rojos, algo que diera al plato un toque refrescante.
El concierto perfecto
Arume
Botella 11-13
Barcelona
Tel. 933.154.872
arumerestaurant.com