¿Habéis escuchado en alguna ocasión a Nick Lowe? Para aquellos que no le conozcáis, deciros que es un músico y compositor británico de 62 años y que está facturando sus mejores discos en su madurez, entre ellos el magnífico At my age. De hecho, fue gracias a este álbum que me hice fan suyo. Ya lo conocía –si eres, como yo, seguidor de Elvis Costello, has de saber quién es Nick Lowe-, pero no fue hasta que escuché A mi edad que re-descubrí a un tío grande, a uno de los grandes.
No sé si os pasa lo mismo, pero cuando un disco me cautiva (hablo de esos que te acompañan obsesivamente desde que te levantas hasta que te acuestas), siento la necesidad imperiosa de verlo en directo, y si es en la gira de ese mismo disco, mejor (así tendrás más posibilidades de que toque el disco casi entero. Si lo ves en una gira posterior, lo más seguro es que la mayoría de esas canciones ya no las toque. Cosas del negocio…). Desde que me enganché a At my age, recé y recé para que se dejara caer por Barcelona. Y vino… pero para acompañar al pesado de Ry Cooder. Esa no valía. Poco después, se acercó hasta Vilanova para hacer un solo-show en el festival Faraday, pero no pude ir por motivos laborales. Y en eso que cuando parecía todo perdido, a finales del verano pasado, se anuncia que aprovecharía un pequeño descanso en su gira americana (en la que telonea a unos tales Wilco) para hacer tres bolos ¡con banda! en España.

Gracias, Google
Al Docamar lo descubrí, al igual que los dos restaurantes ya comentados hasta la fecha en el blog, por casualidad. Un viernes por la noche, mientras cenaba, me puse a hacer zapping y acabé en Cuatro. En ese momento estaban echando una edición de Callejeros dedicada a bares famosos (o casi) de la capital del reino. Lo pillé ya comenzado, justo en el momento en el que estaban hablando de un lugar donde de podían comer las mejores patatas bravas de Madrid. ¿Las mejores? Como le dije una vez a mi amigo Marcus, las mejores patatas bravas no existen, están por descubrirse. En cualquier caso, el garito tenía muuuuy buena pinta. No me pude quedar con el nombre, pero sí que estaba en la calle Alcalá para arriba. Tirando de San Google (¿cómo lo hacíamos antes de Google para buscar información? ¡No hace tanto de eso!), en unos breves instantes localicé el local en cuestión: se llamaba Docamar y estaba en el número 337 de la madrileña calle de Alcalá (lo sé, da mucha rabia lo de la madrileña, pero es que no he podido evitarlo). Imaginaos lo célebre que es el sitio que incluso tienen página web (muy chula, por cierto). Ni qué decir tiene que tras el reportaje de la tele y mi pequeña investigación, Docamar se convirtió de forma instantánea en un must en toda regla. De este modo, cuando ya teníamos las entradas para el concierto y los billetes de avión, tenía muy claro que una visita al Docamar iba a caer. Tenía que caer.
¿Hoy es viernes? ¡Seamos malos!
Todo estaba de rechupete: las bravas, muy buenas, en su punto de cocción –lo que os decía de la fritura- y con una salsa quizás un pelín suave –a mi señora le gusta así, que no pique mucho- los choricitos en su punto, nada secos, los calamares tremendos –en ningún sitio de España los fríen como en Madrid- y los huevos rotos… buff. Huevo, zorza (carne adobada, para entendernos), patata… Como dicen por la zona de Cádiz, estaban para chillarles.

At my age
Dicen que sarna con gusto no pica. O que lo que no mata engorda. Pues es verdad: comimos tan bien, que lo que temimos que iba a ser un via crucis gástrico, se fue convirtiendo, siestorro mediante, en una tarde apacible. Y todavía quedaba lo mejor: ver – y escuchar- a Nick Lowe a un par de metros de distancia. El concierto, como no podía ser de otro modo, fue mágico, muy grande, casi dos decenas de magníficas canciones –versión de nuestro querido Elvis Costello incluida- que nos transportaron literalmente a otro mundo. Mejor, por supuesto.
Tras salir de la sala Kapital y volver a pata a nuestro muy cutrongo hostal en el centro de Madrid, todavía tuvimos tiempo de encontrar hambre donde –parecía que- no la había y cascarnos un bocata en una conocida franquicia de bocadillos cada-vez-más-infumables. Y, ojo, que aquí el amigo todavía tuvo los santos huevos de pedirse… ¡una de patatas! Si aquel día no se me puso cara de tubérculo…
Docamar
Calle Alcalá nº 337
Madrid
Tel. 913.678.317
www.docamar.com
Calle Alcalá nº 337
Madrid
Tel. 913.678.317
www.docamar.com
P.d.
Os dejo un video de nuestro admirado Nick Lowe. Que lo disfrutéis.
Os dejo un video de nuestro admirado Nick Lowe. Que lo disfrutéis.
En mi próxima visita a la capital del reino ya tengo un lugar más que visitar...
ResponderEliminarEs obligatorio.
ResponderEliminarJajaja,muy bueno el post. Las bravas del Docamar son lo mejor, pero yo he de decir que mi experiencia con Nick Lowe no fue en Madrid, que es donde vivo, tuve la suerte de verle hace dos veranos en Sos del Rey Católico, en el festival LunaLunera, festival que se han cargado, una pena porque se hacía en la lonja medieval y el marco era incomparable. Buscad fotos, os encantarán.
ResponderEliminarAl Docamar tengo que ir en breve, que lo tengo al lado y no tengo perdón.
¡Te envidio! El Luna Lunera era -supongo- uno de esos festivales a los que da gusto acudir porque está organizado por gente que ama la música, muy lejos de entornos tan perjudiciales para la salud mental ¡y el bolsillo! como el Primavera Sound.
EliminarEl Docamar es impresionante, pero si me lo permitís os diré que también merece mención los locales de "Las bravas". Hay como 3 o 4 locales todos ellos en el entorno de Sol (calle de la Cruz). Las bravas están ahí, ahí con las de Docamar.
ResponderEliminarEn cuanto a la salsa tanto en un sitio como en otro unos días está más fuerte y otros un poco menos. Por si alguien no quiere probar las patatas decir que además puedes pedir la tortilla de patata con salsa brava o las alitas de pollo quedan con un punto impresionante.
Yo no he ido nunca a la hora de la comia a estos sitios, suele ser más bien para cenar y he de decir que tanto el Docamar como Las Bravas suelen estar hasta la bandera, sobre todo en fin de semana.
Ah, otra cosa, si no recuerdo mal Docamar cierra por vacaciones en Agosto
El mismo día de nuestra visita pasamos por delante de uno de los locales de Las Bravas que, como comentas, está por la zona de Sol. Tenía buena pinta, pero lo dejamos para otra ocasión: si llego a comer más bravas me dan varias gastroenteritis seguidas.
EliminarOs recomiendo, la "oreja" del Docamar, soy del barrio, hacerme caso ;)
ResponderEliminar¡Tomo nota!
EliminarGrandioso! Siempre que vuelvo a Madird, cae una visitilla!!
ResponderEliminarCuando volvais al Docamar, si os gustan picantes... pedir una de bravas CASTIGADAS. Ah! y una tortilla con queso de cabrales. Mmmmmmmmm
ResponderEliminar¡Joder, macho, que todavía no he desayunado!
EliminarBueno,bueno,bueno,veo,amigos que muchos no sois de Madrid y a mí como madrileño me encanta comprobar que os gusta y que disfrutáis de mi ciudad que es tan mía como vuestra;tan solo haceros un comentario para vuestra información, y es que si os ha gustado el "Doca" deberíais haberlo conocido en otra época...Antes si se podían llamar raciones..pero eran otros tiempos.
ResponderEliminarCreo,y es opinión personal, que se han subido a la parra y han pasado de ser el bar del barrio al bar Chik,pero cuidado,LAS MODAS PASAN.
Está muy bien modernizarse he innovar pero sin perder la esencia.
De todos modos me reitero,me alegra enormemente que conozcáis y disfrutéis Madrid
Madrid -al igual que el resto de España- está siempre ahí, no cabe duda. Y es que se come muy bien y la gente es muy maja, para qué nos vamos a engañar. Respecto a lo que dices de la esencia, te entiendo perfectamente: la de locales de barrio que han dejado de ser un poco "nuestros" en aras del dinero y de la fama. Pero eso no quita que en la mayoría de ellos se siga comiendo bien, como en el propio Docamar.
EliminarOK,Un cordial saludo,Quizas algún día coincidamos en el "Doca"
EliminarHola, Amigo. Interesante tu blog, aunque yo sea aficionado al folklore latinoamericano. Solo un apunte: la próxima vez que vengas a Madrid, si no es en Agosto, tienes que ir a un sitio que está cerca del Docamar, que se llama A Conchiña. Después de probar las bravas de A Conchiña, las del Docamar te parecerán una maldita estafa. Como me parecieron a mí. Además, ese sí que está tirado de precio, ya que con cada consumición te ponen una tapa de bravas muuucho más grande que la del Docamar, aunque tienen también otras cosas para tapear. Además, como cosa adicional a las tapas, de vez en cuando ponen bandejas rectangulares de las que también puedes picar. Está situado en la calle Benidorm, justo al lado de la Iglesia que hay en Quintana. Saludos cordiales.
ResponderEliminarNi que decir tiene que tomo nota de tu recomendación, querido Pijo anónimo. Cuando las pruebe ten por seguro que dejaré mi opinión por aquí. ¡Un saludo y gracias!
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